
28 Feb Skincare Dilemma: Minimalismo Cosmético, la belleza del menos en más Por Ambra Orini – Socia fundadora y CEO en The Beauty Makers
En un mundo donde la sobrecarga de productos y las rutinas interminables han sido la norma en la cosmética, una nueva corriente está tomando fuerza: el skin minimalism o minimalismo cosmético. Esta tendencia no es solo una respuesta a la saturación del mercado, sino también una declaración de principios sobre el autocuidado, la simplicidad y la sostenibilidad.
El skin minimalism es un enfoque de belleza que promueve rutinas simples y efectivas, con pocos productos, pero bien seleccionados. Se trata de utilizar solo lo necesario para mantener la piel sana, evitando el uso excesivo de cosméticos que pueden ser contraproducentes. En lugar de aplicar múltiples capas de productos, esta filosofía aboga por fórmulas multitarea, ingredientes esenciales y una comprensión más consciente de lo que realmente necesita la piel. También tiene que ver con la formulación de los productos (usar menos ingredientes, usar ingredientes más “limpios”) y finalmente con la estética de las marcas y sus propuestas de packaging e identidad de marca.
Aunque el minimalismo cosmético no es un concepto nuevo, en los últimos años ha cobrado especial relevancia impulsado por una serie de factores clave. El agotamiento de los consumidores ante rutinas extensas y la proliferación de productos, ha llevado a muchos a replantearse si realmente es necesario acumular tantos cosméticos. El auge del K-Beauty y sus rituales de 10 pasos, que ha creado consumidores realmente expertos y cada vez más dedicados al cuidado de su piel, por otro lado ha abrumado a otros, que muestran una necesidad de simplificación y pragmatismo en el cuidado de la piel.
Además, la creciente preocupación por la sostenibilidad y el impacto ambiental ha sido otro gran motor de esta tendencia. La producción masiva de cosméticos y el uso excesivo de envases han generado un debate sobre la necesidad de reducir el desperdicio y optar por fórmulas más eficientes y responsables. Paralelamente, el auge del movimiento clean beauty ha impulsado la preferencia por ingredientes naturales, libres de químicos innecesarios y con total transparencia en su formulación.
Este cambio gradual en la mentalidad del consumidor ha consolidado el skin minimalism como una tendencia más que pasajera: una nueva forma de entender la belleza desde la simplicidad y la autenticidad.
El skin minimalism atrae a consumidores que buscan simplificar su rutina de belleza sin comprometer la efectividad. En especial, aquellos preocupados por la sostenibilidad y el impacto ambiental ven en esta tendencia una forma de reducir el desperdicio sin renunciar al cuidado de la piel. También ha conquistado a la Generación Z y a los Millennials, quienes priorizan la autenticidad y la funcionalidad sobre las promesas exageradas del marketing tradicional. Además, quienes tienen piel sensible o problemas dermatológicos encuentran en esta filosofía una solución para minimizar el riesgo de irritaciones y reacciones adversas. En general, es una tendencia que conecta con quienes buscan un consumo más consciente, donde prima la calidad sobre la cantidad.
Varias marcas, tanto nacionales como internacionales, se han sumado a esta tendencia apostando por productos multifuncionales, formulaciones minimalistas, una estética limpia o envases sostenibles. En el ámbito internacional, destaca The Ordinary, conocida por su enfoque transparente y fórmulas efectivas sin ingredientes innecesarios y orientada a solucionar problemas específicos de la piel. Marcas como The Skinimalist, ofrecen soluciones prácticas y efectivas dentro del minimalismo cosmético, y son una propuesta fresca y atractiva para las generaciones de consumidores más jóvenes, enfocada en esta tendencia mantiene una personalidad divertida y cercana. En el panorama nacional Change. Cosmetics propone una gama minimalista de productos a base de ingredientes naturales con su apuesta por la simplicidad y la sostenibilidad y un story telling orientado a la sostenibilidad y al consumo consciente. Oddities propone una rutina simplificada orientada a la Gen Z en su propuesta de identidad de marca y mensajes con una gama simple y efectiva que puede ser utilizada para al cuidado de la piel de cada edad.
Más allá de ser una simple tendencia pasajera, el minimalismo cosmético responde a un cambio de mentalidad en el consumidor. La industria de la belleza ha estado marcada por la innovación constante, pero también por un marketing que, en ocasiones fomenta el consumo excesivo. Ahora, con más información a su alcance, los consumidores buscan fórmulas transparentes, productos funcionales y una rutina de belleza que realmente aporte valor sin ser una carga para su piel ni para el planeta.
Las marcas que quieran conectar con esta tendencia deben apostar por la transparencia en sus formulaciones, reducir su impacto ambiental y ofrecer productos multifuncionales que realmente marquen la diferencia. La simplicidad no significa menos innovación, sino una belleza más consciente y alineada con las necesidades reales del consumidor actual.
Conclusión: ¿10 pasos o no 10 pasos?
Adoptar el minimalismo cosmético tiene múltiples beneficios. Sin duda permite ahorrar dinero al evitar compras innecesarias y, al mismo tiempo, reduce la acumulación de productos que terminan generando residuos, lo que favorece al medio ambiente. También supone un ahorro de tiempo en la rutina de cuidado de la piel, liberando espacio para otras actividades. Un aspecto que me parece interesante sin duda además es que el skinimalismo fomenta la aceptación de nuestra belleza natural, alejándose de la presión de cubrir cada imperfección con una montaña de productos.
Sin embargo, es importante evitar caer en la estigmatización de quienes prefieren rutinas más elaboradas. El cuidado de la piel es una forma de bienestar holístico, y si una rutina de varios pasos bien estructurada y con productos adecuados hace que alguien se sienta bien, no hay motivo para descartarla. La clave está en encontrar lo que realmente funciona para cada persona, sin imposiciones ni extremos. Lo esencial es que el skincare sea una experiencia de autocuidado placentera y efectiva, sea con pocos o muchos pasos. Y desde el punto de vista de las marcas, como siempre, lo importante es conocer y escuchar los consumidores a los cuales se dirigen para darle lo que necesitan y conectar con ellos.